miércoles, 19 de noviembre de 2008

Nymphomaniac Fantasia

“Una noche de copas, una noche… ¿Loca?”

Te invito a compartir unas botellas de vino. Tenemos tiempo que no nos vemos, me interesa tu vida, ¿recuerdas los viejos días?

Llegas y te recibo con un fuerte abrazo y un beso en la mejilla, somos amigos, tengo el derecho a hacerlo. Tu olor, oh ese olor que me trae tantos recuerdos.

Te sientas en el sofá que está, prácticamente, más lejano de mí. ¿Por qué tan lejos? Vamos no somos niños, ambos sabemos por qué estás aquí. ¿De verdad piensas que me importa cómo te va en la universidad?

¡Y ahí va la primera copa vacía! Se nota el leve rubor en tus, ya naturalmente rojas, mejillas, la sangre de Cristo comienza a hacer efecto, ya sonríes. Como soy un buen anfitrión me apresuro a servirte una copa más.

¿Qué dónde están mis padres y mis hermanos? De viaje… No sé, ¿es eso de verdad relevante? Sabes que no.

Continua la charla, el vino sigue corriendo por nuestro organismo. Tus mejillas, y las mías, están cada vez mas rojas; nuestras lenguas se hacen cada vez más pesadas al hablar y con más ganas la una de la otra.

Me estoy aburriendo, inocentemente me siento a tu lado… Es que no quiero hacer mucho ruido y si nos sentamos más cerca puedo bajar el tono de la voz, eso es obvio, ¿no?

Me miras, te miro, evitas mi mirada, te intimido, lo sé y eso, créeme, me excita.

¿Otra copa? ¡Claro! À votre santée, brindemos por ti y por mí.

Siento tus nervios, ¿Por qué demonios me gusta tanto la gente que intenta huir de mí sabiendo que es prácticamente imposible? No lo sé, pero me estoy divirtiendo tanto que saboreo cada segundo.

Ya te estás desinhibiendo, ya me miras mas fijamente, como intentando incitarme a algo. Acércate, no muerdo… Por ahora.

Siento que tu mente es un torbellino de ideas que se contradicen entre sí, puedo leer en tus ojos esa pregunta “¿Me acerco o no?”. Acércate, mi ego me prohíbe ser quien dé el primer paso. Espero por ti, soy paciente, no desespero tan rápido… Al menos no en lo que atañe al mundo de los placeres carnales.

¡Oh pero que torpe soy! He dejado caer mi celular al piso, me agacho a recogerlo, sin saber que, gentilmente, haces lo mismo que yo y es ahí, justo AHÍ donde nuestros ojos se encuentran de frente por primera vez: sonrío, te resignas. Déjate llevar.

Siento tus labios apretando los míos. Voilà! Caíste. Te conduje hasta ese momento en el que simplemente en el roce de nuestros labios se volvió necesario e indispensable para darle cabida a muchas cosas más. Pequemos, si de verdad voy al infierno quiero que sea hoy.

Eres torpe, siento tus torpes manos tocándome torpemente mientras intento besar tu torpe boca. ¡Torpe! Principiante hoy tendré que ser tu maestro.

Tiemblo de emoción y lo notas: te aprietas contra mí y te abrazo mientras siento que haces de mi pecho tu refugio. Me encantas.

Te miro, me miras, reímos. ¿En qué estábamos? Continuamos. Siento que hay un millón de cosas que interfieren en nuestra cercanía, esa franela estorba, al igual que el cinturón y el pantalón. Tomo un sorbo de vino mientras me despojas de mi vestimenta. Encendamos un poco mas este asunto.

Ahora sí, siento tu calor que se une con el mío, es casi como estar en una ducha de vapor siendo tú y yo quienes producimos el sofocante ambiente. Me fascina.

Relajo mi espalda en el sofá, ahora estás encima de mi ¿Cómo llegamos tan rápido hasta aquí? Vamos a 100KPH. ¡Ni pienses en detenerte!

El éxtasis se convierte en una especie de desespero con maldad. Quieres más de mí, pero a la vez te molesta desearme tanto. La locura te invade, estás perdiendo el juicio.

Muérdeme, lámeme, trata de lastimarme, hazme daño, no me importa, la venganza es dulce y esto apenas está empezando. Ahoga tu rabia maldita.

Sudo, sudas… Gotas salobres que ruedan por nuestros desnudos cuerpos convirtiéndose en nuestro único atavío.

Pasión desbocada, nos hundimos ante el deseo carnal, me quieres tener más cerca, yo quiero poseerte.

Tienes miedo de continuar esto que empezamos, lo demuestras, pero tu miedo me genera una especie de pecaminosa emoción, una necesidad de hacerte sentir dolor placentero. No temas, un poco de dolor solo acrecienta el disfrute.

Soy bueno manipulando, me abres las puertas del templo que es tu cuerpo y entro casi con desesperación, ahora no puedo salir. Ya ni siquiera el sofá nos soporta, ahora es el frío piso nuestro sostén, el único testigo de nuestra aventura.

Me miras a los ojos, sí, esos ojos que te miran con deseo, y sonríes: sabes que soy un maldito, un insolente. Aún así te encanto, ¿No?

Dime que soy el mejor, ¡dilo! Lo dices y sonrío, me encanta que me traten como a un niño malcriado, aunque en tu subconsciente sabes que no mientes.

Muevo cada centímetro de mi cuerpo con un control fríamente calculado. Te sometes a mis órdenes y yo AMO ser quien manda, amo ser el dictador y tú el pueblo sumiso.

Me miras a los ojos, te sumerges en mi mirada y yo en la tuya, sonríes con resignación, sabes que me perteneces.

Ya la razón y el juicio nos abandonaron, ahora son la pasión y la lujuria quienes controlan cada paso que damos, es una pasión descabellada, una lujuria loca en la que llegamos a un punto de éxtasis donde sudas y sudo, gimes y grito, te aprietas mas a mí y yo siento que si me alejo un milímetro muero en este instante. Sudo, gimes, grito, pides mas, me desespero… Ya todo acabó.

El éxtasis me deja en un punto en el que me es imposible moverme, siento que puedo tocar el cielo y rozar el infierno, todo a la misma vez.

Siento como te duermes en mi pecho, mientras veo como se consume mi cigarrillo.

Fue excelente. Ahora podré dormir y ver cómo me siento mañana con respecto a hoy. No puedo evitar sentir cariño cuando veo el gesto tierno de tu rostro de tierno aspecto con los músculos relajados y los ojos cerrados. Beso tu frente. Y me alegro de haber caído en las redes de la pasión contigo.

Buenas noches, nos veremos en otra ocasión.

sábado, 15 de noviembre de 2008

As she died she will return to die with me again.

“No estás solo, siempre estaré aquí contigo”


¿Mienten o no quiero creerlo? No lo sé, difícil de decidir. Igual me siento solo.

Te siento pero no estoy seguro ¿Estás aquí?
Te escucho ¿Eres real? Lo fuiste hasta hace poco, pero ¿Y ahora?
Percibo tu olor, pero ya no es tan fuerte como lo fue hace tiempo.
Siento tu calor, pero, sí, siempre el maldito pero, ¿es real ese calor o es el frío que me agobia que me hace buscar tu calidez hasta en los más profundos escondites de mi mente?

Todo pasó hace tiempo y me parece que fue ayer, sin embargo ese ayer lo siento muy lejano, tan lejano que me es difícil recordar cómo eran las cosas cuando tú aún estabas a mi lado.

Muchos intentan, en honor a tu memoria y por el cariño que me tienen, tratar de llenar ese vacío que dejaste, pero no pueden, no quiero que puedan, no lo permito, simplemente me rehúso, NO ME DA LA GANA.

Me niego a olvidarte, más que rehusarme estoy consciente de que es imposible, lo fue ayer, lo será hoy, mañana y siempre. Hasta el más alegre recuerdo de ese pasado juntos es hoy una triste imagen en mi cabeza que me da ganas de llorar.

¿Aún me cuidas? ¿Aún velas por mí? ¿O tu desaparición física también significa el cierra completo de un ciclo en el que ya ni espiritualmente te tengo? ¡Háblame!

Te necesito, NO… ¿A quién intento engañar? No te necesito, aún estoy en capacidad de respirar, eso me hace vivir, supongo, estoy vivo: camino, hablo, respiro, pienso. Todo sería diferente si estuvieras junto a mí.

Estoy hundido, absorto como un niño solitario en sus pensamientos, pensamientos de los cuales eres la protagonista.

¿Por qué te fuiste? ¿Por qué me dejaste sólo? ¿Dónde estás? Te busco en mis sueños y no te encuentro, miro al cielo estrellado con la certeza de que me ves desde alguna estrella, pero ¿Cómo saberlo?

¿Dónde estoy desde que te fuiste? Vuelve, regrésame a mi mundo, ese mundo que yo creía conocer porque ahora estoy perdido.

Así como moriste volverás, algún día, para morir conmigo otra vez. Disfrutaremos nuestra dulce eternidad juntos, juntos una vez más.

Son a veces tantas las ganas de volver a verte que desearía dejar todo y unirme contigo de una vez y por todas. Debo esperar, sé que no me quieres ver, no aún si no dentro de mucho tiempo.

Cuidame, te estaré escuchando aunque no te pueda ver.
Te espero.